miércoles, 21 de marzo de 2012

Un futuro diferente: Luiti y Haukka (Parte I)

Todo parecido con la realidad, nombre, o título es puramente casual.

15/4/2026 - Sevilla, 7:02

Luis se levantó de su cama con el sonido del despertador que había programado su mujer. La FaceCam que tenía instalada en su habitación registró su movimiento y publicó automáticamente en Facebouk que se había despertado sin muchas energías, como la cámara pudo reconocer a través de sus movimientos. Se dio una larga ducha y desayunó con su mujer e hijos de 6 y 8 años mientras la FaceCam de la cocina fotografiaba el desayuno, lo reconocía y publicaba al instante en su perfil obligatorio de la red social.

Mientras comía, Luis tenía la mirada perdida, absorto en sus pensamientos, calculando cuánto trámite le quedaría aún por terminar para poder evitar que las fotos de sus hijos en la ducha apareciesen en Facebouk. Hubiese deseado, tantos años atrás, no haber aceptado sin leer aquéllos términos que permitían a la red social conseguir cualquier dato de su vida y plasmar lo que él hiciese en tiempo real. Y desearía aún más que no hubiesen vuelto a cambiar los términos que obligaran a su progenie a seguir las mismas normas que su padre.

Sin embargo, había algo que debía agradecer: Gracias a Facebouk había encontrado a la mujer con la que se casó. La red consultó la base de datos de todos sus usuarios y dio con su media naranja exacta, enviando a cada uno datos sobre el otro y llegando incluso a reservarles mesas en restaurantes y entradas en el cine sin que ninguno de los dos lo indicase. Y por supuesto, su boda en un día en que ninguno tuviese compromisos.


Ventajas de la Ley de Delegación de Responsabilidades Múltiples” - pensaba. La Ley del DRM, como a JP le gustaba llamarla, indicaba que los contratos firmados con empresas prevalecerían sobre las leyes de cada país, y que en caso de conflicto entre más de un contrato, éste debería ser resuelto en los tribunales cargando la persona en conflicto con todos los gastos más un plus a cada empresa por las molestias causadas. Una “aportación simbólica por los servicios prestados”, como ponía en el contrato de la PS5 de su hijo.


Cuando entró en el salón, arreglándose la corbata, empezó a hablar en voz alta con la interfaz de la consola.


-“Tiene un mensaje nuevo de JP Haukka” - dijo el televisor.

-”Mostrar” - respondió, con media sonrisa. “Chúpate ésa, Facebouk” - pensaba. La FaceCam del salón tenía un pequeño piloto en rojo al haber reconocido el nombre de JP. Algunas veces su nombre aparecía en alguna entrada, pero éste se las había arreglado para no tener que hacerse cuenta en la red social, y por tanto, era uno de los pocos que mantenían algo de vida privada. Aunque claro, bastaba con que se arrimase a alguien con perfil y apareciese su imagen o alguna cita. Quizá por eso éste había acabado huyendo a China definitivamente.

-”Luiti, tío, ¿has visto el Col of Duty nuevo? La Familytsu por lo visto le da 25 puntos sobre 40. Si no costase 60 pavos me lo pillaba seguro” -decía el mensaje.

Luis bufó. 25 puntos sobre 40, Dios santo. Hacía cuatro años que la Famitsu no daba más de 17 puntos a un juego, cómo sería éste. Sin pensárselo, inició la cadena de comandos con la máquina.

-”Abre Tienda. Mostrar. Por género. Disparos en primera persona. Col of Duty Doce Capítulo Cuatro. Leer en voz alta.”

-”Col of Duty Doce Capítulo Cuatro incluye dos nuevos mapas multijugador donde además se desarrolla el nuevo elemento de la campaña: La batalla por la mina de oro. Además incluye la nueva pistola M1911A2 y una camiseta nueva para el avatar. Precio: 59,99 Euros. Tamaño: Cinco coma dos gigabytes”.


No estaba nada mal. Dos mapas multijugador, un elemento nuevo de campaña, una pistola y una camiseta para el bicho por 60 euros. Iba a comprarlo, pero antes se lo pensó mejor. La última vez, la FaceCam publicó que “Luis ha comprado un videojuego sin el consentimiento de su mujer”, y maldita la gracia que le hizo saber que lo había comprado sin decirle nada. Ella también lo había comprado en la otra consola y había sido un desperdicio de dinero tonto, sobre todo porque ambos habían terminado hacía poco los trámites que les permitían jugar a cada uno en la consola del otro.


Tras recibir permiso de su señora, pronunció “Comprar y empezar a descargar” y dio un beso a sus hijos antes de salir. Cuando salía por la puerta, oyó el zumbido de su móvil, advirtiéndole de que se lo estaba dejando atrás. Se rascó el pecho, exactamente la zona donde tenía el chip identificador con GPS de precisión que Chony le había obligado a implantarse para poder usar su consola.


Cuando salga del trabajo, iré a ver a Susana” - pensó al salir.


Susana era la chica de quien había estado enamorado durante los diez últimos años.

2 comentarios:

  1. Qué agobio vivir así, macho... Tan controlado, todo tan programado, tan específico... Un mundo que no deja hueco ni a la imaginación ni a la espontaneidad... Creo que no volveré a mirar la consola de la misma manera. Y menos mal que no tengo facebook... xDDDD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sybil Vane que no te extrañe que dentro de unos años las grandes compañías nos hagan eso para tenernos como consumidores sin escrúpulos comprando algo que realmente no merece la pena. A dia de hoy la vida en muchísimos de los productos es inferior al igual que su calidad, algo que hace una década no pasaba. Y me pregunto:¿Por qué estár en una situación así?

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.